Película UK del 2024, d una duración de 140 minutos, con una valoración personalizadas de 7/10, bajo dirección y guion de la francesa Coraline Fargeat, con un presupuesto de 17,5 mill. $ en que ya ha ingresado 114.
El film de la realizadora Fargeat, cuenta con un guion perspicaz, un sonido inmersivo, una fotografía espléndida, un ritmo hipnótico y un maquillaje digno de premio. Un largometraje de primer nivel de cine fantástico ante ser una critica sobre la obsesión de la belleza y la juventud, vendiendo el cuerpo al diablo de la ciencia de futuro, una historia visceral salvaje, una experiencia cinematográfica que no se veía desde hace tiempo, por lo que estamos ante el “Body Horror Movie” más destacable de los últimos años, en el que se presentan múltiples clímax que mantienen al espectador en un estado de expectativa constante, en la que se empieza como si fuera un videoclip y se acaba en la aberración del horror.
La película destaca por su valiente y original guion, una propuesta diferenciadora y arriesgada que sorprende al espectador en cada momento. La dirección de Fargeat es agresivo; su estilo es inmersivo y brutal, utilizando técnicas que logran captar al espectador en la historia de manera particular. Se nota especialmente el uso de primeros planos intensos y en la ocasional perspectiva en primera persona, que nos hace sentir como si viviéramos la experiencia en carne propia.
A pesar de contar con pocos escenarios—la casa de la protagonista, en un famoso hogar de Hollywood; un plató de televisión; y un baño donde se produce la transformación del personaje—la cinematografía es impecable, con una fotografía que roza lo sublime.
El montaje merece una mención especial; es, sin duda, uno de los mejores del año. Fargeat utiliza planos rápidos y elaborados que evocan la sensación de estar bajo los efectos de una droga, sumergiendo al espectador en un viaje de cambios y transformaciones. Además, la banda sonora acompaña perfectamente los momentos clave, generando tensión y creando una atmósfera inquietante.
Sin embargo, conforme avanza la trama, especialmente en el acto final, la película tiende a desbordarse. Aunque no se podría decir que sea malo, el último segmento no alcanza el mismo nivel de excelencia que el resto. La película podría haber prescindido de unos 15 minutos, ya que algunas escenas se sienten demasiado largas y repetitivas, y el exceso de intensidad en ciertos momentos puede llegar a cansar al espectador ávido de originalidad. Para quienes disfruten de lo extravagante y lo exagerado, quizás esto sea un punto a favor, pero el exceso me pareció un lastre que le resta impacto al cierre. Aun así, el final es potente, con un toque metafórico y un sello personal que refuerza el carácter autoral de la obra.
Sin apenas diálogos la música también juega un papel crucial, con una banda sonora compuesta por Raffertie, cuyas pulsantes y enérgicas composiciones contribuyen a la sensación de delirio y paranoia que permea la película. La música, junto con el diseño de producción de Stanislas Reydellet, crea un mundo en el que la superficialidad y la obsesión por la apariencia física se reflejan en cada detalle, desde los decorados hasta los trajes de los personajes.
La película se corona con unas interpretaciones insólitas por parte de los tres actuaciones principales con un elenco norable; destacando especialmente Demi Moore (como Elisabeth Sparkle) la cual se deja la piel en cada toma, siendo tal vez la mejores actuaciones de su carrera. Una icónica Moore, quien regresa a sus 62'años con una interpretación que podría consolidarla como una de las favoritas actrices de este año.
La interpretación de Dennis Quaid (como Harvey) destaca por su capacidad para encarnar a un personaje complejo y caricaturesco, que representa a un ejecutivo de Hollywood obsesionado con la juventud y la belleza. Su actuación combina humor y una crítica mordaz hacia la superficialidad de la industria cinematográfica, mostrando a un hombre blanco y pervertido que busca constantemente “carne más joven” para atraer a nuevas audiencias. Quaid logra captar la esencia del vacío detrás de su personaje, invitando al espectador a reflexionar sobre las dinámicas de poder y explotación en el mundo del entretenimiento, lo que le otorga un papel memorable en esta comedia negra. Su presencia en pantalla es efectiva y añade una capa de sátira a la narrativa, subrayando el absurdo del culto a la juventud que permea la cultura popular.
Margaret Qualley ( como Sue) destaca por el esfuerzo que tiene que sufrir para llevar la película a término. En otra ocasión ha sido el álter ego juvenil y lozano de Moore por lo que complementan muy bien. Qualley también se exprime mucho en su papel le estropearon tanto la piel que al final del rodaje tuvieron que buscar formas de evitar grabarle la cara. y en que sufrió acné protésico durante un año. La interpretación de Qualley de pronto encierra tantas capas que lo de ser actriz de método se le queda corto.