El Ulises contemporáneo
por Andrea ZamoraEs complicado hacer cine social sin caer en lo evidente y abandonar toda sutileza. En ocasiones, una historia ficticia se acerca tanto a la realidad que apenas hay diferencia con un documental. Con Yo, capitán, además, era muy fácil caer en la trampa de hacer un filme que ya hemos visto cientos de veces: el viaje de un joven desde África hasta Europa buscando un presente y futuro mejores. Por eso, lo que ha logrado Matteo Garrone con su nueva película parece una verdadera odisea, similar a la que vive su protagonista, una especie de Ulises contemporáneo.
La nueva película de Garrone, Yo, capitán, llega a los cines tras hacerse con el León de Plata a Mejor director y el Premio Marcello Mastroianni al Mejor Actor Revelación para Seydou Sarr en el Festival de Venecia. También como la representante de Italia en los Oscar 2024.
Sarr da vida al protagonista de la película, un héroe moderno de 16 años cuyo viaje comienza en Dakar, cuando su primo lo convence para que abandone Senegal y se traslade a Italia. Lo que comienza como una pequeña aventura entre dos personajes se transforma de manera orgánica en una historia cruda, violenta, emocionante y épica.
Garrone va despojando poco a poco al protagonista de inocencia y a nosotros con él: muertes en el desierto, torturas en una cárcel de Libia, la mafia, tráfico de personas, trabajos inhumanos y mucha gente que se aprovecha de él. Aunque nunca se muestra la violencia ejercida sobre los personajes, Garrone sí enseña sus consecuencias, tanto físicas como mentales, y el efecto tiene una fuerza tremenda. De esa que golpea sin darte cuenta y deja moratón.
Yo, capitán es, a ratos, una película luminosa. Una que combina momentos de dolor y tristeza con otros de esperanza: un personaje que ayuda a otro, un reencuentro que parecía imposible y el uso de lo surrealista como efecto calmante en situaciones en las que ya no hay casi fuerzas para seguir adelante. Una película con un gran director, un guion excelente y un actor protagonista. Menudo alarde de interpretación.