Crítica de SensaCine.com para La consagración de la primavera: Lo íntimo como prohibido

Fernando Franco vuelve con La consagración de la primavera, una obra íntima que sigue a Laura, una joven tímida e introvertida que se ha mudado a Madrid para estudiar Química. La protagonista vive en un Colegio Mayor de monjas donde se siente muy controlada y, a pesar de sus esfuerzos por conocer gente y disfrutar de la ciudad, se siente abrumada por la capital, que nada tiene que ver con el pueblo de Mallorca en el que creció.

Un día, Laura a conocer a David, un chico con parálisis cerebral interpretado por Telmo Irureta. La protagonista inicia una relación de amistad con él, que se fortalece cuando se propone ser su asistente sexual. De esta manera, Laura puede ganar algo de dinero extra para. Mientras tanto, la joven intenta llevar una vida normal como cualquier otra chica de 18 años: disfrutar de la ciudad y explorar su sexualidad, algo que le cuesta mucho y le da miedo.

Franco, quien coescribe el guion con Begoña Arostegui, introduce al espectador en un compendio de imágenes íntimas que son tan privadas que hasta parecen prohibidas. Valéria Sorolla da vida a Laura y logra transmitir su timidez, introversión y naturaleza alicaída sin despeinarse. 

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