Un thriller de misterio que, sin embargo, no termina de darnos esos golpes de efecto ni giros que, desde luego, pedía una trama de este thriler.
Muy bien realizada en cuanto a producción, pero el argumento (manido) que mezcla realidad y ficción literaria dentro del thriller se ha visto mejor y muy ampliamente tratada, y ésta no es de las mejores a nivel de ritmo o impacto visual.
Trasncurre lenta, a veces demasiado plana para una película que se ciñe a este género. Lo hace pausado, como en una novela que se toma su tiempo, a veces es más literaria que cinematográfica que, bien tiende a precipitar la trama psicológica.
Va más a lo interno que a la acción, quiere mostrar la tensión sin necesidad de atrapar, tejiéndose con una atmósfera muy bien conseguida, con decorados… muy bien en producción.
No se fuerza, deja hacer a la música pausada y quiere fluir más que zambullirse en una historia de misterio clásica, talvez demasiado clásica.
Bien dirigida, bien interpretada, sin esos sobresaltos a lo Hollywood que echamos en falta para ser un thriller.
Las actuaciones son desparejas Peretti crea un personaje que se delata a sí mismo con cada arqueo de cejas y la trama, si bien ofrece algunas mínimas sorpresas y giros narrativos, no tiene demasiados elementos como para generar otra cosa que no sea esperar ese enfrentamiento final presentado al comienzo. La idea planteada al principio, por Kloster, respecto a que la Ley del Talión no debe entenderse como muchos la entienden termina siendo excesivamente reveladora de lo que irá sucediendo. Y es difícil sacar a la película de ese recorrido previsible.
A la trama le falta solidez y el desarrollar la base sibelina en la que se asienta la venganza, pues el argumento termina resultando muy liviano y simplón.
Resulta sobrepasada por falta de tiempo, o le sobra asesinatos, ya que igual hubiera funcionado mejor en formato de serie.