Derek Jarman se moja
por Diana AlbizuMuchas de las películas del director británico Derek Jarman tienen más apariencia de alambicado montaje teatral que de una narrativa propiamente cinematográfica (aunque a veces linde con el videoarte). Es el caso de 'Eduardo II', su personalísima adaptación de la obra teatral isabelina de Christopher Marlowe, que, con absoluta decisión, Jarman transformó en una denuncia artística y apasionada contra la homofobia de la sociedad contemporánea.
Igual que en otras ocasiones, el cineasta se adueña del texto original para transmitir su propio mensaje mediante una narración de escenas hiperestilizadas (fotografía teatral de Ian Wilson), estáticas y yuxtapuestas entre sí para contar la historia del monarca bisexual y las intrigas de su esposa, la reina Isabel (fantástica Tilda Swinton), para hacerse con el trono. La mezcla de vestuarios y elementos modernos con otros medievales, la ruptura narrativa para dar paso a secuencias musicales o los constantes juegos de iluminación e interpretaciones declamatorias contribuyen a empapar de extrañeza y embrujo una de las obras más políticas y afinadas de un absoluto esteta plástico.
A favor: Tilda Swinton, como siempre que colaboró con Jarman.
En contra: La aparición de Annie Lennox cantando un tema de Cole Porter durante la separación de los dos amantes.