LA INTERESANTÍSIMA PERO ALGO INOPERANTE DESPEDIDA DE KEN LOACH
El cine de Loach siempre ha debatido injusticias sociales que son tan necesarias de aprender cómo fáciles de comprender (de alguien con sentido común), y ponerlas en práctica para el bienestar de la sociedad. Todo con una atracción izquierdista muy apacible y real: el malestar de algunos grupos sociales o población, y los del tercer mundo especialmente, esa gente inocente, incomprendida, destinada a una humillante vida por culpa de un pasado y presente con muchos de sus ineptos politicuchos y ricachones. El cine de Ken Loach contiene cierta bipolaridad valorativa, tiene películas llenas de estupefacción y brillantez, y otras débiles, de apariencia comercialista, mainstream o folklore.
Lo que sí que no se le puede reprochar a Loach es la fascinante elección de guionista el cual ha formado parte de la mitad de su filmografía. Paul Lamberty y Loach, juntos son exquisitos para contar historias reales y lamentables como El Viejo Roble: Unos sirios que escapan de su país y encuentran en Inglaterra un pueblo que experimenta más el escombro que un buen plato de comida. La vida ahí era muy agradable gracias a la minería. Y aunque ahora sean pobres, algunos de los habitantes ayudan a los sirios a instalarse, dándoles en general, todo tipo de ayuda. Todo eso conlleva a que otros habitantes, sin un penique para una pinta, comiencen a aplicar la xenofobia contra los inmigrantes. Todo ocurre en un deleitable pub que coopera como co-protagonista que tuvo gran fama en su época de esperanza.
Algo que siempre me sorprende es su fascinante facilidad de escoger actores no profesionales cuyas interpretaciones a lo largo de la película te dejan con un buen sabor de boca, Loach en ese aspecto también lo borda, no como algunos otros. Puedo entender y empatizar con TJ Ballantyne. También es muy interesante la idea de conocer a Yara, la siria a la que le destrozan la cámara al principio. Todos los personajes son merecedores de ser queridos pero no de la forma en la que los retrata aquí y esta vez nuestro
director octogenario.
Me entristece y duele mucho que un artista de un gran nivel como Ken Loach y que ha sido querido y reconocido vaya desvaneciéndose de su don por culpa de la vejez. No deberían ocurrir estas emociones después de haber experimentado su conmovedora filmografía. Pero El Viejo Roble solo me muestra un gris, se queda a mitad de camino de lo grandioso que puede ser. Todo resulta de carácter bueno, pero llegando a tonto. Para satisfacer fácil. Puedo entenderlo y no me enfurece, pero para una despedida me esperaba que todos estas conmovedoras fibras estuvieran llenas de la máxima calidad y el mejor adiós que nos pudiera dar.
-RICHIE VALERO