REFLEXIVO Y AUDAZ. BONITO PERO NO TAN ALTO CÓMO OTRAS
Recibo novedades de este director y sus nuevas películas y solo sonrío. Porque aún no se ha estrenado su nueva película y ya tiene una o dos, o las que sean, en mente, o en rodaje. Es bonito y a la vez asfixiante, pero me relajo al saber qué es él. Va muy deprisa, pero su cine madura y cambia de manera audaz, calmada, transparente y sobre todo sencilla, sabiendo desde el principio cuáles son sus inquietudes, sus dudas, y sus miedos. Desde la pantalla podemos captar su personalidad, al menos un poquito.
En las historias de Hong, el alcohol y los sentimientos son muy protagonistas, se bebe mucho tanto para reír, llorar, entenderse, cuestionarse y sobre todo desahogarse de cualquier modo que siendo Hong Sang Soo el director no nos aburriremos. Es más, es un cine difícil, y sobre todo pesado, pero gracias a sus recurrentes actores, diálogos (a veces tan repetitivos cómo graciosos) y esos planos fijos que no necesitan nada más que las mismas sensaciones que me hace el alcohol sin beberlo, solo viéndolos. Todo ese peso que él convierte en simpleza (lo necesario) y muy interesante.
En lo alto nos muestra temas y sensaciones simplistas pero muy importantes para el día a día, dónde retrae melancolía, interés y algo de alegría gracias al vino. Solo son conversaciones triviales pero que recogen mucho peso cada minuto que pasamos conociendo más de ese edificio minimalista de tres pisos que parecen ser universos distintos y que sí son en diferentes tramos temporales que nos hace preguntarnos sí estamos viendo la misma película. Esta circunstancial película con historias cíclicas nos obliga a reflexionar sobre nuestras vida y sus realidades dónde todo transcurre en un todo y un nada. No es la mejor pero sí muy sensacional.
RICARDO VALERO, SEPTIEMBRE 2023, ESPAÑA.