El dolor siempre será relativo, pero no por eso duele menos
por Alicia P. FerreirósHace 25 años que Jesse Eisenberg comenzó a dar sus primeros pasos como actor, dándose a conocer con películas como Adventureland o Bienvenidos a Zombieland, aunque fue su papel de Mark Zuckerberg en La red social de David Fincher el que le proporcionó un mayor reconocimiento. Aquello fue en 2010 y, desde entonces, Eisenberg no ha dejado de trabajar como actor en proyectos de distinto calado, pero fue en el año 2022 cuando decidió dar un gran salto en su carrera creativa y dirigir su primer largometraje: Cuando termines de salvar el mundo, protagonizado por Julianne Moore y Finn Wolfhard, con el respaldo del prestigioso estudio A24. Ahora, Jesse Eisenberg presenta su segunda película: A Real Pain, en la que, por primera vez, se dirige a sí mismo como protagonista.
La idea de A Real Pain surgió cuando Jesse vio un anuncio en línea sobre tours turísticos en campos de concentración en Polonia. Aquello le recordó su primera visita a Polonia y, revisitando sus fotos y recuerdos, se dio cuenta de cuál era la historia que quería contar. De familia judía asquenazí, Eisenberg era consciente de que no había conectado completamente con el trauma del Holocausto vivido por sus antepasados, así que esta experiencia personal inspiró los dilemas que enfrentan los personajes principales de su película: dos primos judíos, David (Eisenberg) y Benji (Kieran Culkin), quienes contratan un tour a Polonia para conocer sus raíces familiares y visitar la casa de su abuela, coincidiendo con un grupo de personas con objetivos similares.
David y Benji no podrían ser más distintos. David, que acaba de convertirse en padre, lleva una vida sencilla y organizada, mientras que Benji es un espíritu libre que cuestiona todo lo que no le encaja. Aunque solían ser muy unidos, un suceso los distanció hace tiempo.
Durante el tour, el grupo visita diversos lugares, como el Monumento a los Héroes del Gueto de Varsovia, el Monumento al Alzamiento de Varsovia en la Plaza Krasiński y el Campo de concentración de Majdanek. Escuchan las explicaciones del guía y reflexionan, a menudo estimulados por Benji, quien introduce las introspecciones personales que en su día se hizo y seguiría haciéndose Jesse Eisenberg y los dilemas morales resultantes que quería representar en la película.
Eisenberg necesitaba reflexionar sobre cómo pasamos la vida lamentando lo que llamamos "problemas del primer mundo", mientras en otros lugares del mundo se enfrentan a guerras y catástrofes, pero, al mismo tiempo, también aceptar que no es malo sufrir por nuestros problemas, por pequeños que sean, aún sabiendo que son irrelevantes en comparación con el verdadero dolor del mundo.
En una de las escenas de la película, Benji, interpretado de manera brillante por Kieran Culkin en uno de los papeles más destacados de su carrera, incomoda a todo el grupo al confrontarlos con el hecho de viajar en primera clase y dormir en hoteles de lujo mientras recorren los lugares donde sus antepasados fueron víctimas de un genocidio cruel y despiadado.
La película ofrece una reflexión sobre cómo nos relacionamos con los traumas del pasado desde el presente, partiendo de una situación relajada -aunque a veces un poco tensa- con la que es fácil identificarse. No faltan, ni sobran, los momentos de humor, y es importante mencionar que no resulta en absoluto aleccionadora. De hecho, A Real Pain -un título muy acertado, por cierto-, también profundiza en el dolor personal y los traumas específicos de sus personajes, especialmente en el caso de Benji, quien, detrás de su imagen de tipo divertido y despreocupado, lucha con problemas de salud mental.
Porque, en definitiva, el dolor siempre será relativo cuando miramos a nuestro alrededor, pero no por ello es menos doloroso.