"Comando" es un emblemático film de culto de acción, dirigido por Mark L. Lester y protagonizado por Arnold Schwarzenegger. En plena década de los 80s, el cine de Hollywood hacía eco de los principios dogmáticos de la Administración Reagan y su política belicista como el intervencionismo internacional, la implementación de la Iniciativa de Defensa Estratégica y la privatización de una cantidad considerable de empresas nacionales para convertirlas en multinacionales. Ya a mediados de década, Hollywood respaldaría sin tapujos ni medias tintas la política bélica de Estados Unidos, a través de un verdadero vendaval de súperheroes humanos que se enfrentaban prácticamente a ejércitos completos, tiranos y dictadores comunistas y terroristas varios, en países en donde Estados Unidos había tenido presencia bélica, como Vietnam, Afganistán, Panamá y Nicaragua, entre otros. Sin embargo, la fórmula de éxito del film reside en que es un claro ejemplo de lo que debe ser una película de acción, con sus defectos y virtudes. Con una premisa argumentativa elemental y hasta cierto punto descerebrada, la cinta funciona principalmente por ir directamente al hueso en cuanto a su propuesta de acción, tan alucinante y trepidante como absurda y estereotipada.
Como una de las tantas americanadas que Hollywood daría a luz a propósito de lo que ya mencioné sobre este respaldo ideológico a la Administración Reagan, a los productores les interesaría en realidad un bledo si el espectador no estadounidense compartía el principio ideológico de la trama, la del ex soldado que enfrenta a un ejército de terroristas comunistas para rescatar a su hija, preocupándose más bien por bombardear al espectador con una impresionante secuencia de escenas de acción, cada una más espectacular que su antecesora, otorgándole así un ritmo realmente trepidante a la cinta que no da descanso al espectador. Por otro lado, los guionistas habían adaptado el texto al protagonista final, Arnold Schwarzenegger, y ello se percibe desde el primer instante, cuando el director enfoca, no una sino tantas veces como se lo permite el desarrollo de la trama, los músculos y la impresionante fuerza física de John Matrix, ex coronel del ejército de los Estados Unidos de América, héroe y deponedor de dictadores en Latinoamérica, a quien secuestran su hija para asesinar al actual Presidente de Val Verde. Pero ésa no es la única muestra al grano de lo que es la declaración de principios del film, sino el hecho de que en los 10 primeros minutos ya tenemos una cantidad considerable de muertos, ex compañeros de Matrix asesinados y el primer entuerto con el héroe en su cabaña, en donde acaba con casi una docena de enemigos.
Dado que el guión regala su primer giro de inflexión recién iniciada la película, el secuestro de la hija de Matrix, resulta increíblemente pragmático y dinámico, porque a partir de ese momento nos regalará una y otra escena de acción de increíble ritmo, como será las sucesivas escenas de Matrix asesinando a su escolta terrorista en el avión y saltando de un avión desde su tren de aterrizaje en pleno vuelo a un pantano. El asedio y tiroteo en el centro comercial en donde intenta atrapar a Sully golpeando a un tropa de policías que intentan detenerlo y arrancando la caseta telefónica donde éste intentaba avisar a Arius. La persecución en vehículo y eliminación de Sully lanzándolo desde un barranco. Y el robo en la fábrica de armas, en donde Matrix resultará rescatado por Cindy, quien termina por simpatizar con la causa de Matrix, al ser primero secuestrada por ex coronel y que ahora decide apoyarlo voluntariamente. Aunque parezca increíble ha pasado una hora y el espectador no se ha dado ni cuenta del tiempo con la cantidad de escenas de acción mostradas. Si bien, hasta ese momento Matrix ya ha matado a varios villanos, aunque lo mejor está por venir ya que él solo acabará con el ejército de Arius, utilizando todo tipo de armas como bazucas, ametralladoras, rifles, pistolas, hachas y machetes, contabilizando un total de 138 soldados muertos en sólo 4 minutos, lo que la convierten en una de las películas más sangrientas de la historia.
Las actuaciones son correctas, la película fue adaptada para lucir a Arnold Schwarzennegger, quien funciona a la perfección como robot vengador aunque al inicio el director falle, en mostrar una faceta más familiar del ex coronel, paseando, tomando un helado y entrenando a su hija. Sin embargo, sería necesario que fuese así para exponer la fuerza del vínculo entre Matrix y su hija. Pero no sólo la trama ha sido escrita en favor de Schwarzennegger, sino también la elección del reparto, con los villanos Bennett y Arius, interpretados por Vernon Wells y Dan Hedaya. El primero es presentado como el antagonista físico de Matrix, ex compañero de armas, degradado por mal comportamiento, que encabeza el grupo de matones de Airus, siendo en la práctica el verdadero antagonista por tener razones más personales para acabar con él. El segundo, en realidad, es un antagonista ideológico que planea recuperar el poder en Val Verde, que dada la naturaleza más física que psicológica del personaje de Matrix, queda en una segunda posición respecto al ex coronel y, por lo tanto, menos interesante e importante como villano. Por otra parte, se agradece que el guión no incluya el inevitable romance entre el protagonista y la co-protagonista femenina, Cindy, encarnada por Rae Dawn Chong, la joven afroamericana que es secuestrada por Matrix para finalmente apoyar al ex coronel en el rescate de su hija. Y para finalizar, una muy joven Alyssa Milano es Jenny, la hija de Matrix.
En definitiva, a pesar de sus problemas narrativos, es una correcta y efectiva película de acción que no defraudará en lo absoluto al espectador, principalmente por un guión trepidante y un aparato de producción que sitúa la acción por sobre cualquier otro pilar. Uno de los grandes ejemplos del cine de "súperheroes" musculosos e invencibles de los 80s.