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    Hasta el fin del mundo
    Críticas
    4,0
    Muy buena
    Hasta el fin del mundo

    El wéstern, según Viggo Mortensen

    por Andrea Zamora

    "¿Qué tal tu guerra?". Así recibe la protagonista de Hasta el fin del mundo a su pareja tras años sin verse. Él decide marcharse a pelear en la guerra de Secesión, dejándola sola en el lejano oeste, una sociedad dominada por hombres. "¿Y la tuya?", responde él. Es un intercambio de palabras mínimo, pero como en todo buen filme, está cargado de significado.

    Hasta el fin del mundo, el nuevo filme de Viggo Mortensen como guionista, director, actor y compositor; tiene lugar en 1860 y sigue a Vivienne Le Coudy, una mujer canadiense francesa muy independiente que se embarca en una relación con el danés Holger Olsen. Se conocen en San Francisco y ella decide marcharse a vivir con él a la pequeña ciudad de Elk Flats en Nevada. Poco después de asentarse y construir un hogar juntos, él se marcha a la guerra.

    Hasta el fin del mundo es una sorpresa. De esas inesperadas que van creciendo en el recuerdo a medida que pasan los días. El segundo largometraje del actor de El Señor de los Anillos detrás de las cámaras es un wéstern que rompe con la idea clásica del género, esa de hombres con pistolas, sombreros y caballos peleándose en la cantina. Un wéstern al uso habría seguido al protagonista cuando se marcha a la guerra, pero Mortensen se queda con Vivienne para contar precisamente eso: su propia guerra como mujer independiente en un mundo liderado por hombres corruptos.

    Uno de los grandes aciertos de Hasta el fin del mundo es la elección de Vicky Krieps como protagonista. No solo porque la actriz nunca falla, sino porque el personaje de Vivienne le queda como un guante. Pensar en Krieps en pensar en alguien como Vivienne: una mujer independiente y segura de sí misma. La intérprete hace parecer fácil lo difícil y sus momentos más potentes en el filme son en los que no necesita decir ni una palabra. Su sola presencia en pantalla es magnética.

    Otro de los puntos en los que Mortensen da en la diana es en los diálogos. El inteligente intercambio con el que abre este texto es un ejemplo, pero hay muchos más que hacen que ver Hasta el fin del mundo sea una experiencia muy agradable. Si vas a ver este wéstern esperando enfrentamientos con revolver, los vas a tener. ¿Un poco de suspense? También. Es más, la propia película está narrada de tal forma que la historia de Vivienne es un misterio que se va resolviendo. Pero, sin duda, lo que hace que Hasta el fin del mundo se quede muy dentro cuando sales de la sala de cine es lo íntima y humana que es su historia.

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