El detective Frank Shaw (Joel Kinnaman) se reincorpora a su trabajo después de mucho tiempo tras sufrir una lesión que le deja con una pérdida de audición permanente. Se le asigna la tarea de interpretar para Ava (Sandra Mae Frank), una sorda testigo de un brutal asesinato entre bandas. Pero se ve asediada por unos asesinos que han venido a deshacerse de ella. Aislados del mundo exterior, los dos desconocidos deben confiar el uno en el otro para burlar a los asesinos a los que no pueden escuchar.