El homenaje del mal a la virtud
9 de septiembre de 2023
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Cinta sorprendente en muchos aspectos, tanto por las personas y actitudes que ensalza como por las que condena. Y lo que es más paradójico, en una cinta de superación deportiva y personal, lo que está condenado es superar al rival, pero vamos por partes en esta doble lista de condenas y loas.La película
Ensalza:
a) La cooperación: la ayuda mutua dentro y fuera del colectivo de discapacitados. La película es estrictamente coral y no hay héroes individuales ni papeles privilegiados, ni siquiera el de la entrenadora, a la que se opaca intencionadamente con la presencia de una monitora para que se pierda todo tipo de personalismo en aras de una colectividad.
b)Al funcionariado:
Desde la época de Franco no había vuelto a ver un filme en el que el funcionario, ya sea civil o policial, se vea presentado como una persona honesta, cumplidora de su deber, deferente con los más necesitados y, en resumen, un santo laico. Todos los funcionarios que aparecen el film son profesionales, dedicados a los demás y, en resumen: buenas personas.
c) Feminismo woke:
Las mujeres no discapacitadas que aparecen en la película siempre tienen algún tipo de poder. Si son funcionarias, por serlo, como se explica en el apartado b) y si no lo son, por ser mujeres, simplemente. Incluso en las parejas policiales que aparecen en la obra, las mujeres policías son las que tienen poder relativo.
d)Los discapacitados:
Son los verdaderos homenajeados en la cinta. Nunca se mueven por la ambición personal del poder, ni la riqueza ni ningún tipo de egoísmo personal. En ese sentido, son puros. Se mueven sólo para beneficiar al colectivo, aunque tengan personalidad propia. El humor que suscitan con sus ocurrencias y opiniones sin prejuicios es blanco, lo que hará perdurar al film en el tiempo y contrarrestará en gran medida el marco temporal del wokismo imperante.Pero lo más importante, lo que hace verdaderamente grande al film es que responde claramente a la pregunta: "¿Para qué necesita la sociedad a estas personas?". La respuesta se da en pequeñas dosis a lo largo de la película y cuando la gente se levanta de sus butacas al final del pase, mientras suenan los aplausos, comprende perfectamente el por qué de la presencia de estos seres en el mundo. Aquí radica la grandeza de Fesser y no en ningún otro aspecto de la película.
La película condena:
a) Al varón "de toda la vida".
Es profundamente adrófoba. El varón clásico, competitivo e individual es condenado sin remisión, de hecho, en la obra, se le defeca encima, literalmente. Sólo se presentan varones positivos no discapacitados, mientras estén sujetos a la autoridad de una mujer, ya bien sea en las parejas de policías o en el funcionariado, dado que la cinta santifica al colectivo en cuestión.
b) Al competidor: Puede ser varón o mujer. Si es varón, es condenado por serlo y además por ser competitivo. Si es mujer, sólo por ser competitiva. Se demoniza la superación de los demás cuando sólo sirve para la gloria personal.. El ídolo deportivo no tiene lugar en esta película.
c) Todo lo que sea tradición y convencionalismo:
En gran parte, es la base del humor que generan los capacitados, al no estar sujetos a convenios, formalismos o tradiciones, pero fuera de los discapacitados, cualquier convencionalismo está condenado, incluso el luto por los muertos. Igualmente, en el plano del comportamiento sexual se introduce un ineludible peaje a la tiranía sodomita que campea en Occidente con un beso lésbico que no viene a cuento.
Tesis de la película.
Ciertamente, el autor ha tenido que pagar multitud de peajes para que su obra pueda ser proyectada, desde el wokismo al colectivo sodomita y desde la androfobia a la competifobia, pero ha conseguido introducir una cuña que rompe los esquemas de nuestro mundo que sólo tiene el hedonismo como meta: ¿Para qué están estos discapacitados aquí?. Pero no se queda en la pregunta retórica, le da respuesta (que no voy a desvelar), lo que es un gran mérito.
Sé que esta película cosechará un gran éxito en España y, posiblemente, también en el extranjero, y todo el mundo rendirá homenaje al entrañable colectivo protagonista y por un momento, todos se olvidarán de que la existencia de estos mismos seres, hoy en día, en Occidente, es un milagro, pues la sociedad misma se encarga de exterminarlos por decenas de miles en cuanto los detecta en el vientre de cualquier madre. Pero el día de la gala, todo el mundo les rendirá homenaje, y aplaudirán y vitorearán los más fervientes partidarios del holocausto abortorio. Será, en palabras de La Rochefoucauld, el homenaje del mal a la virtud.