Flora es una madre soltera desesperada por encotrarle a su hijo Max alguna afición y propósito que le aleje de los problemas y que le sirva como inspiración para ser alguien en la vida. Un día, paseando por su barrio encuentra una guitarra abandonada y la lleva a casa para dársela a Max.
El joven rápidamente muestra interés en la guitarra y al poco tiempo se dará cuenta que tiene un talento especial para la música, que se acaba convirtiendo en un refugio para él y un punto de unión entre madre e hijo.