La película se ambienta en los años de la persecución religiosa que sufrió la Iglesia Católica en México, a inicios del siglo XX por culpa de la Ley Calles, que pretendía restringir y dominar la religión católica por medio del Estado.
Para hacer un retrato de José Sánchez del Río que fuese lo más próximo a "contar la vida de un santo lo más apegado a la realidad", desde producción tuvieron acceso a documentos oficiales, visitaron el lugar de los hechos y entrevistaron a familiares y gente que proporcionaron testimonios.