Crítica de SensaCine.com para Immaculate: Santa Sweeney, santificado sea tu nombre

Immaculate es una de esas películas para entrar en el juego y disfrutar sin remilgos. Con una Sydney Sweeney al control de la producción mientras da vida al personaje más arriesgado de su carrera, la película deja que la violencia y la sangre corran libremente y termina ofreciendo un espectáculo que es puro entretenimiento. También -ya avisamos- es una de esas piezas audiovisuales que se disfruta más cuanto menos sabes de ella, así que esta crítica va sin 'spoilers' ni demasiados detalles de la trama. O, al menos, eso intentaré.

Dirige la cinta Michael Mohan, quien ya dio órdenes a Sweeney en The Voyeurs (2021). La actriz se fijó en él gracias a esta colaboración previa y le llamó para dar forma a un sueño que lleva 10 años esperando pacientemente en el cajón. Sweeney fue escogida para dar vida a la hermana Cecilia en 2014, pero como vio que la producción no prosperaba decidió hacerse con los derechos en cuanto tuvo ocasión una década después.

Immaculate ofrece una experiencia cinematográfica emocionante e inesperada. Se compone de dos partes claramente distinguibles. La primera introduce al espectador lentamente en el claustrofóbico entorno de un convento en Roma, donde predomina el terror psicológico convencional. Con figuras misteriosas, sustos previsibles y una estética cuidada, la cinta no brilla en su primera mitad.

Sin embargo, la segunda parte toma un giro radical e inesperado. La hermana Cecilia inicia su plan de venganza, del cual no revelaremos detalles para mantener la sorpresa. Immaculate ofrece una 'scream queen' única y con pocas ganas de sufrir a la que no podemos dedicar más que un aplauso.