La nueva ley
por Andrea ZamoraEs emocionante y esperanzador, especialmente en una época donde la tendencia en el cine y las series es franquiciar todo lo franquiciable sin preocuparse por el resultado, encontrarse con una secuela como El hoyo 2.
Leer la crítica completa de 'El hoyo 2': Más brutal, grande y compleja que la primera: 'El hoyo 2' es un triunfo para Netflix | San Sebastián día 8
Hagamos un pequeño repaso. Volvamos a 2020. En plena crisis del coronavirus, con los cines cerrados, las plataformas de 'streaming' se convirtieron en la única opción para ver películas. Y ahí, en el catálogo de Netflix, se encontraba El hoyo, un 'thriller' de ciencia ficción dirigido por Galder Gaztelu-Urrutia y protagonizado por Iván Massagué. La gente no paró de hablar de ella.
El hoyo es una excelente película que no solo entretiene, sino que, como las mejores historias de ciencia ficción, también sirve como una brillante metáfora de la sociedad. Todo esto podría haber quedado así y habría sido perfecto, pero hay que franquiciar lo franquiciable, ¿recuerdas? Y ahí está El hoyo 2, de nuevo con Gaztelu-Urrutia detrás de las cámaras y con Milena Smit, Hovik Keuchkerian, Natalia Tena y Óscar Jaenada en el reparto principal de esta nueva aventura en esta peculiar prisión. El personaje de Smit es una mujer que entra en El hoyo voluntariamente para ganar tiempo. El personaje de Keuchkerian ha sido enviado allí. Al despertar en una de las celdas de los primeros niveles, descubren que hay reglas establecidas: cada uno debe comer el plato que pidieron antes de entrar y nada más. Si no cumplen, serán castigados.
Si El hoyo comenzaba con caos y su objetivo final era lograr una distribución equitativa de la comida, El hoyo 2 opera de manera opuesta: todo inicia con un orden social establecido y gradualmente se transforma en el caos más absoluto. Además, es más sangrienta, brutal y violenta, y resulta interesante cómo se introduce la religión, fusionándose con la ley para crear una nueva mitología dentro de la prisión.
El hoyo 2 es un éxito para Netflix y expande el universo de Gaztelu-Urrutia de manera inteligente: ya no cuenta con el factor sorpresa de su predecesora, pero como la primera ya se encargó de explicar y familiarizar al espectador con la prisión, la secuela puede ser más grande y compleja. Y sí, también se conecta con la película original de manera coherente a través de personajes recurrentes, con momentos oníricos que marcan la evolución de la protagonista y algunos elementos clave que reaparecen en la trama. Finalmente, una secuela con sentido.