Los Radley parecen una familia común y corriente, salvo por un pequeño detalle: son vampiros. Han elegido llevar una vida abstemia, viviendo en armonía con sus vecinos sin levantar sospechas. No obstante, cuando sus hijos adolescentes no pueden resistir la sed de sangre humana, el secreto familiar sale a la luz. La llegada inesperada de un pariente que no reprime sus instintos vampíricos complicará aún más las cosas, poniendo el mundo de los Radley de cabeza.