Crítica de SensaCine.com para Caída libre: ¿Y si la Nina de 'Cisne negro' fuera profesora?

Cisne negro sentó precedente. La película de Darren Aronofsky cautivó por su cuento oscuro dentro de un mundo lleno de belleza. El filme profundizó en el lado interno de una danza que, en contraste, muestra una cara al público y da otra en privado. Al menos, así ocurría en el mundo de Nina, la bailarina a la que interpretó Natalie Portman en la gran pantalla y que le dio el Oscar. La protagonista era todo rectitud, suprimir emociones y ser perfecta. Igual que Marisol, el personaje de Caída libre al que interpreta Belén Rueda.

Caída libre sigue a Marisol, una mujer que lo ganó todo como gimnasta rítmica cuando era joven. Ahora es una mujer adulta y trabaja como entrenadora. Una de sus alumnas tiene todo el potencial para convertirse en la mejor, pero sus métodos de enseñanza sobrepasan los límites. Además, la vida personal de Marisol no pasa por su mejor momento: su marido ni la mira y descubre que está esperando un hijo con su amante.

Dirigida por Laura Jou, Caída libre bien podría ser una especie de secuela espiritual de Cisne negro. ¿Qué hubiese pasado si Nina se hubiese convertido en profesora de ballet en el futuro? Marisol también es una mujer marcada por una actividad física -la gimnasia rítmica- que monopolizó su vida y la moldeó. "No se llora", se repite la protagonista cuando las lágrimas están asomando. Sin embargo, donde Cisne negro sabe seducir, usando el género del 'thriller' psicológico de una forma interesante y atractiva, Caída libre no es capaz de entrar en ese juego.

Rueda no falla. Como siempre. La actriz y su capacidad para dar verdad a algunos momentos que no encajan del todo en el relato y se descuelgan de él es de admirar, pero sus esfuerzos no son suficientes. La historia y los elementos que conforman Caída libre tienen potencial, sí, y la idea es interesante, pero algunas soluciones rozan lo fácil y la falta de sutileza y el producto final se queda a medio gas en la ejecución.