Tras 40 años enseñando en Roma, Michele consigue su sueño de trabajar en una pequeña escuela rural en el Parque Nacional de los Abruzos. Allí, con el apoyo de la subdirectora Agnese y sus alumnos, se adapta rápidamente a la vida en la comunidad. Pero la calma se rompe con la noticia de que la escuela cerrará al final del curso por falta de estudiantes.
Michele se embarca entonces en una carrera contrarreloj para salvar el colegio. A medida que lucha contra la burocracia y el desinterés, descubre el poder de la unión y la importancia de preservar un lugar lleno de vida y aprendizaje.