Es el invierno de 1938 en Albany, Nueva York. Francis Pheland, que una vez fue esposo, padre y jugador de la liga de béisbol, vagabundea por las calles compartiendo su botella de whisky con su amiga Helen, cuya única razón de vivir es su pasión por la música. Ambos se aferran el uno al otro, ofreciéndose mutuamente amistad y coraje, pero Francis sabe que tarde o temprano se tendrá que reconciliar con la familia que abandonó años atrás, dejando a Helen sola para afrontar el resto de su vida.