Violeta (Elisabet Gelabert) está cansada de vivir. Solo hay algo que le hace despertarse cada mañana: su hijo Samuel, aunque su relación es complicada. Ambos comparten un pequeño espacio sobreviviendo en una autocaravana entorno a un complejo comercial donde experimentarán una transformación vital y donde tratarán de reconducir su relación. Esta historia sobre la fragilidad de la vida, que conducirá al espectador a un viaje de emociones a través de las conductas opuestas de una ambos, que funciona a modo de alegato al sentido de la pertenencia, a nuestra identidad como personas y como entes de una sociedad.