Ana lleva una vida equilibrada y tranquila entre su trabajo como vigilante de sala en un museo y el cuidado de su hija de ocho años, Son. Sin embargo, la rutina de Ana se ve sacudida cuando Son comienza el curso escolar y empieza a explorar su propia identidad.
Este cambio provoca en Ana una crisis personal que la lleva a cuestionarse su propia existencia y su papel como madre. Desorientada por la transformación de su hija, Ana se enfrenta a la necesidad de reconectar con la mujer que era antes de convertirse en madre.