Esta producción chilena cuenta la vida de los cinco torturadores más crueles de la dictadura de Pinochet durante su estancia en una lujosa cárcel a los pies de la Cordillera. Sin embargo, el recinto tiene poco de prisión: cuenta con piscina, jardines y los guardias son prácticamente sus empleados. Tras unas declaraciones de Contreras, uno de los internos, en la televisión los presos temen que los trasladen a una cárcel común donde ya no gocen de los mismos privilegios.