En el Nueva York de los años 70, un joven Donald Trump (interpretado por Sebastian Stan), ansioso por destacar como el segundo hijo de una familia rica, se ve influenciado por Roy Cohn (Jeremy Strong), un abogado despiadado que moldearía al Trump que conocemos hoy. Cohn percibe en Trump al protegido ideal: alguien con una ambición desmesurada, ansias de éxito y dispuesto a todo para triunfar.