Lamentablemente el cine de Almodóvar ya no es lo que era. No es solo que sus películas sean lentas y aburridas, sino que no transmiten porque está más en las ideas que en lo sentimientos, que es lo que le ocurre a la "Habitación de al lado".
Tu puedes confeccionar una película pro-eutanasia, pero que esté bien hecha coño, y no sea este bodrio. La muerte, qué decir, es una tema central en la vida, punto inevitable de reflexión vital, mientras que la eutanasia, la muerte accidental, el suicidio, la muerte con cuidados paliativos, ..etc etc, no dejan de ser los accidentes que rodean a la muerte.
Almodóvar es tan superficial que monta una película sobre la eutanasia -los accidentes- pero no sobre lo sustancial -la propia muerte en sí, sobre la que no hay ni un pensamiento. Es más, no lo hay ni sobre la eutanasia: Asistimos solo a la búsqueda del personaje que va acompañar al protagonista en el suicidio y a la selección de la casa solariega de Galapagar a las a fueras de Nueva York, donde la protagonista se auto-aplicará la eutanasia, sin saber muy bien porque narices tiene que ir la amiga con ella.
El personaje que se mata no está explicado en la película sino por un par de flashbacks. Uno de ellos no tiene nada que ver con la protagonista (es un flashback cuota homosexual) y el otro, que trata sobre la hija de la protagonista, no va a tener desarrollo en la película salvo al final, pero de relleno. Errores impropios ya no de un gran cineasta como fue Almodóvar, sino de un mero artesano de películas de serie B.
Esto no creo que sea spoiler, pero si lo es, tiene perdón de Dios porque la película es mala de solemnidad. Además de la suicida y de la amiga que duerme en la habitación de al lado, la película es tan soporífera, que Almodóvar, menos mal, introduce a un personaje masculino del que no voy a hablar más por no hacer spoiler. Lo que sí voy a decir es que en vez de colaborar en la historia, está más bien, esto es increíble, para hacernos una alegato tonto tonto sobre el cambio climático, que no viene a cuento en el film, la madre que te pario Almodóvar, aunque yo trabaje en energías renovables.
En fin, aunque las actrices están bien, la ambientación es surrealista para conectar con el gran público. Las típicas piji-progres neoyorkinas, sin problemas económicos, triunfadoras mujeres empoderadas, que visten y huelen bien, en pisos de rascacielos de Manhattan, esbeltas y con estilo, cincuentonas con cirugías, y que eligen una especie de mansión bauhaus bioclimática para espicharla, que está decorada con cuadros de Hopper. Por favor, Almodóvar, átate o mátate.
Mi hermana, que trabaja en Manhattan desde hace 20 años, en la Unicef, y con marido en la ONU, y mis dos sobrinas americanas son piji-progres y demócratas antitrumpistas a muerte, pero son gente normal, aunque vivan en un rascacielos, y comparadso con los personajes sin sustancia y sin accidentes que nos dibuja Almodóvar en este suplicio de 100 minutos de película.
Como no, -y no puedo hacer spoiler, con lo que me gustaría- la película acaba mal, pero no por la eutanasia de la prota, algo que yo ya hubiera deseado para ella en el minuto 37 y que desee para mí en el minuto 53, sino porque no podía faltar el alegato contra quienes no están a favor de la eutanasia. Y entiéndaseme bien. No tengo nada contra el alegato, pero si contra el hombre de paja anti-eutanasia que nos pinta Almodóvar y con el que nos castiga, y que además sobraba.
Tan harto acabe de la película que miré en internet alguna entrevista de nuestro galardonado director para comprobar qué diantre había querido hacer. Búsquenla que seguro que aparece, pero nada más empezar la entrevista, Almodóvar hizo un comentario inteligente. Habló de la relación del Eros y el Tánatos, cuestión bien estudiada por los autores malditos, y dijo que un lugar común, que la proximidad de la muerte inclina a la participación en la vida mediante el sexo, al que Almodóvar, siguiendo su línea biográfica, identifica con el follar.
Y entonces es cuando me di cuenta que ya no es cineasta sino ideólogo.
Si fueran cineasta habría liado a la prota y a la amiga, e incluso al amigo común, en un trio sexual mezclándolo con el suicidio de la prota, en plan Mujeres al borde de un ataque de nervios, Tacones lejanos, y aquella distante época en que Almodóvar hacía cine de verdad, divertido y transgresor, pero no. Está en plan ideológico. Las mujeres de la película le importan una mierda. Lo que le importaba a Almodóvar era defender su idea de eutanasia.
Yo puedo perdonar las ideas de Almodóvar. Lo que no le perdono es que sacrifique a los personajes, a sus historias vitales, a sus relaciones interpersonales que hay en la vida, y tiene que haber en la película, para vendernos un alegato político tan malo sobre la eutanasia.
Al ritmo que va ya solo hace falta que haga una película para la Marvel.