Donny Dubrow tiene un tienda de objetos de segunda mano que no va demasiado bien; pero, al menos, le sirve para reunir a los amigos y jugar al póker de vez en cuando. A Bobby, el chico de los recados, lo mantiene a su lado más por cariño paternal que por auténtica necesidad. Un buen dia, cuando Donny se da cuenta de que le ha vendido a un cliente, por un precio irrisorio, una moneda con la figura de un búfalo americano, decide no sólo recuperarla, sino también desplumar completamente al tipo. Su cómplice será Bobby, y el robo, casi un rito de iniciación para el muchacho. Pero todo dará un giro inesperado cuando entre en escena Teach amigo y compañero de timba de Donny.
Basada en la obra del dramaturgo Mamet, nos trae un film con una trama sencilla y con unos diálogos muy buenos pero que no apoyan mucho al desarrollo de esta, la historia es simple y no necesita de excesos, y una trama circular que igual necesita más agilidad. Un conflicto que surge en un entorno penoso en el sentido más literal, un gueto de Estados Unidos donde nuestros protagonistas están azotados por el fatalismo y con un aire pesimista, donde ese naturalismo sucio trasmite la falta de oportunidades que ellos han tenido y que saben que nunca tendrán, su existencia está marcada por la opresión y la impotencia, y van a intentar darle la vuelta al fracaso que son sus inocuas vidas.
Aunque los diálogos estén bien, no profundizan en los personajes, no vemos ni un momento de honestidad o de atisbos de sensibilidad. La obra en realidad por lo general está rescatada por un impresionante y quizás de los mejores actores del Siglo XX, Dustin Hoffman, y un también brillante Dennis Franz, Sean Nelson bueno... al menos lo intenta.
Y eso sería esta película, una en la que da igual lo que vayan a hacer o como acabe porque realmente no importa, porque nunca va a ser suficiente para arreglar sus horribles vidas y lo importante sería cómo afrontan este hecho, pero lo dicho, falta mucha profundidad.