Lo maté porque era mío
por Nestor HidalgoUn hecho real aparecido en la página de sucesos del periódico sirvio de inspiración para armar el argumento de esta comedia negra en la que una esposa traicionada intenta por todos los medios posibles deshacerse de su marido. En concreto, impulsando varios intentos de asesinato que siempre acaban fallando. Ella es Tracey Ullman (justo en la cima de su fama después de la cancelación de 'The Tracey Ullman Show') y él Kevin Kline en una irritante composición de donjuan pizzero italo-americano a la que cuesta tolerar y acostumbrarse.
Por desgracia, Lawrence Kasdan sólo figura como director de la película, poniendo en imágenes un guión firmado por John Kostmayer que carece del brío habitual que podría haber aportado el escritor de 'El Imperio contraataca' o 'En busca del arca perdida'. Además, dado que el fuerte de Kasdan nunca fue precisamente la puesta en escena, toda la historia termina resultando demasiado vulgarizada y el humor negro de los sucesivos intentos de asesinato neutralizado por un desarrollo apático y pesado.
A favor: Los matones superfumados que interpretan William Hurt y Keanu Reeves.
En contra: Pese al potencial de la historia, la película no resulta nada graciosa y apenas entretenida.