Crítica de SensaCine.com para Olivier, Olivier: El niño del gorro rojo

Como en el cuento de 'Caperucita roja', el pequeño Olivier parte con su bicicleta a llevarle la comida a su abuela. De camino a la casa, un vecino lo saluda… y no se vuelve a saber más de él. Seis años después el policía que llevaba el caso cree reencontrarlo en un chapero de París. La familia acoge al nuevo Olivier sin suspicacias: sus ganas de recuperar al hijo son demasiado poderosas. Excepto por la hija mayor, que desconfía del muchacho…

Agnieska Holland escribe un cuento oscuro sobre la pérdida de la inocencia. En un paisaje en apariencia idílico de la Francia rural, desarrolla una historia donde los adultos, de la madre sobreprotectora al padre ausente pasando por el policía principiante, aparecen impotentes y fracasados en su labor de salvaguardar a los niños, no solo al pequeño que desaparece al principio de la película, también a la mayor que acusa falta de cariño. 'Olivier, Olivier' es una  historia tan hermosa como triste y perturbadora sobre la fragilidad de la infancia y la impotencia de los adultos.

A favor: el personaje de la muchacha y (re)descubrir a un joven Gregoire Colin.

En contra: el desenlace un poco precipitado.