El filme fue concebido como una película navideña, pero adelantaron seis meses su estreno en la cartelera para aprovechar una temporada veraniega sin blockbusters. Y es que, entre las películas que se estrenaban en Navidades estaba Superdetective en Hollywood, entre otras.
En 1943 Roald Dahl publicó el libro para niños The Gremlins, sobre unas traviesas criaturas que saboteaban los aviones y ocasionaban averías imprevistas. Concebido como una pieza de propaganda antinazi para niños, Los Gremlins fue un encargo de Walt Disney, para hacer una película que nunca llegó a realizarse.
En la convención de inventores a la que asiste el padre del protagonista pueden verse la máquina del tiempo que Rod Taylor pilotaba en El tiempo en sus manos (1960) y a Robby, el robot de Planeta prohibido (1956). No eran reproducciones, eran los auténticos, lo que demuestra la pasión de Joe Dante por el cine clásico de fantasía.
El guión de Chris Columbus cayó en manos de Steven Spielberg, que se enamoró de esta historia y produjo el filme. El año siguiente, en 1985, Spielberg produciría también otros dos guiones de Columbus, los de los filmes juveniles Los Goonies y El secreto de la pirámide.
El guionista del filme Chris Columbus es muy fan de ¡Qué bello es vivir! (1946). En el filme hay varios homenajes al clásico de Frank Capra. Además de incluir un fragmento de ¡Qué bello es vivir!, el nombre del pueblo donde transcurre la historia, Kingston Falls, es muy similar al de Capra que se llamada Bedford Falls. Aparte están la ambientación navideña y la presencia de un banquero, esta vez una mujer, con muy malas intenciones.
La plaza de Kingston Falls, el pueblo donde transcurre el filme, es la misma que la de Hill Valley, de Regreso al futuro (1985). Ambas eran un decorado de los estudios Universal edificado en 1949 llamado Courthouse Square. Por desgracia, este escenario ardió tras un incendio durante el verano de 2008.
Tanto Steven Spielberg, productor del filme, como el compositor de la banda sonora de la película, Jerry Goldsmith, aparecen en sendos cameos.
La fuente de inspiración de Chris Columbus, guionista del filme, fueron los ratones que habían invadido su piso, y cuyos extraños ruidos no le dejaban dormir por las noches.