Dime que me quieres
por Xavi Sánchez PonsHay directores que parecen estar destinados a reinar solo durante un tiempo. Y ese pareció ser el caso de Hal Hartley, estrella absoluta del cine independiente estadounidense de finales de los ochenta a principios de los noventa; hoy condenado a un inmerecido ostracismo por la crítica y por unos cinéfilos que ya no lo recuerdan como antaño.
Flirt, estrenada en la cima de su popularidad, claro está, siempre dentro del circuito del cine de autor, presentaba un curioso experimento, un filme dividido en tres segmentos, rodado en tres grandes urbes del planeta, Nueva, Berlín y Tokyo, que utilizaba los mismos diálogos para las tres historias. Con las relaciones afectivas como tema principal, Hartley trata de hallar ese misterio insondable que hay detrás de esa cosa llamada amor. Para ello se vale de algunas de sus constantes: el hieratismo de los actores, los silencios o guiños a la nouvelle vague, entre otras. Vista con perspectiva, Flirt es la película más accesible de su director, la mejor opción para que el neófito empiece a descubrir la carrera de este gran cineasta neoyorquino.
A favor: la presencia siempre estimulante de Martin Donovan, actor fetiche de Hal Hartley
En contra: cierto manierismo en la manera de rodar del director de Amateur