Cuando éramos más patriotas
por Miguel BlancoEn Hollywood suele haber dos visiones acerca de los conflictos bélicos. Si este es reciente o está sucediendo durante la producción del film, el resultado suele ser una obra crítica bien contra el sistema o bien con la vida del soldado. Pero si se trata de una mirada retrospectiva hacia un conflicto del pasado, lo que normalmente tenemos es un film melancólico y orgulloso donde todos los soldados eran héroes y patriotas. El tiempo lo cura todo
Aquí tenemos a Mel Gibson, así que toda la película está destinada no sólo a la heroicidad gigantesca de unos soldados que ni se molestan en preguntarse qué pintan en Vietnam, sino que todos son buenos cristianos y padres de familias honestas e igualmente cristianas. Así tenemos un montón de escenas de rezo colectivas y una chapuza de operación militar convertida en un acto de valentía. Todo exagerado hasta lo grotesco y lo paródico, con un sentido esperpéntico y demasiado calculado de lo que sería el estilo clásico. Una película caduca y falsa que quiere copiar a los modelos clásicos del cine bélico de Hollywood, pero a la que le pierde su tendencia al gigantismo dramático.
A favor: El intento de recuperar ciertas cosas del film bélico de los años 50.
En contra: Un desastre estético e ideológico.