El genio de la pintura Francisco Goya pasa los últimos días de su vida, sordo y enfermo, en un exilio voluntario en Burdeos como protesta liberal contra el opresivo reinado de Fernando VII en España. Vive con su mujer Leocadia, mucho más joven que él, y su hija Rosario. Continúa pintando por las noches y, mediante flashbacks propiciados por conversaciones seniles con Rosario o por terribles jaquecas, recuerda algunos de los episodios más importantes de su vida. Entre ellos destacan particularmente su relación con la Duquesa de Alba, el descubrimiento de su vocación por la pintura tras quedar maravillado ante la obra de Velázquez o la pleitesía que siempre le brindó el poder evocador de la imaginación. Mientras Goya recuerda todo esto en su lecho de muerte, las memorias se transforman en dibujos y pinturas.
Biopic deslucido y caprichoso
por Diana Albizu