La elección del actor Hakan Orbeyi como Bruno fue puramente fortuita. Todo sucedió en un encuentro en un bar, donde la mujer del director de la cinta vio a Hakan y supo que era el candidato perfecto para el papel de la película que estaba preparando su marido.
A pesar de las buenas intenciones del director de la cinta, que creía que la película serviría como inspiración para futuros profesionales de sumo, la Federación Internacional de Sumo de Japón lo tomó como una ofensa.