Crítica de SensaCine.com para La escalera de Jacob: La delgada línea roja

Con la misma elegancia formal y delicadeza en la composición narrativa que siempre lo caracterizó, Adrian Lyne dio un giro hacia el terror en su filmografía al encargarse de dirigir este impactante guión de Bruce Joel Rubin que estuvo años dando vueltas por Hollywood. La propuesta de Rubin, mezclando inspiración metafísica del 'Libro tibetano de los muertos', el relato 'Un incidente en el puente de Owl Creek' de Ambrose Bierce, crítica anti-guerra de Vietnam y registro alucinógeno setentero tenía todos los ingredientes para conseguir un inclasificable clásico de culto; justo lo que construyó el cineasta británico.

Fue uno de los primeros papeles protagonistas de importancia para Tim Robbins, interpretando a un exsoldado norteamericano que, después de Vietnam, empieza a experimentar extrañas alucinaciones más inquietantes de lo que parecen a simple vista. La oscuridad biológica de Francis Bacon, la ambigüedad conspiranoica y un tempo narrativo viciado consiguen que su (literal) bajada a los infiernos adquiera una peculiar textura que sólo podemos asimilar a la de nuestras pesadillas. Un logro en opresión atmosférica al que no le han faltado posteriores tributos, como la nebulosa saga de videojuegos 'Silent Hill'.

A favor: La enigmática banda sonora de Maurice Jarre.

En contra: La primera versión fue considerada demasiado terrorífica en test screenings previos al estreno y se recortaron al menos 20 minutos del montaje final.