La llamada comodín
por Eulàlia IglesiasSi en una de nuestras peores pesadillas se cruzaran 'Intocable' y 'Slumdog millionaire', el engendro resultante se parecería mucho a 'Mi mejor amigo' de Patrice Leconte, un buen ejemplo de lo bajo que puede llegar a caer el llamado cine de "buenos sentimientos". Leconte propone un supuesto canto a la amistad a partir de unos personajes simples y arquetípicos, más propios de un cuento para párvulos: un anticuario de prestigio descubre que no tiene amigos porque "se fija más en los objetos" e intenta solucionar esta falta con la ayuda de un taxista bonachón aficionado a los concursos de preguntas y respuestas. Por supuesto, estos dos personajes a priori incompatibles acaban entablando una relación, porque ya se sabe que nadie mejor que un pobre para enseñarle a un rico las cosas importantes de la vida. Para agradecérselo, el anticuario le facilita a su nuevo mejor amigo que participe en '¿Quién quiere ser millonario?', porque ya se sabe que nada mejor que un concurso televisivo para que un pobre ascienda en el escalafón social. Populismo reaccionario hecho película.
A favor: Daniel Auteuil, superviviente de cualquier desastre.
En contra: La estupidez de la película resulta insultante.