Ogro caído en desgracia
por Miguel BlancoEn 2001, el ogro Shrek se comió el mundo. Todo el mundo bendijo a esta película de animación que batió todos los records de reconocimiento crítico conocidos hasta el momento en el cine de animación, hasta el punto de que algunos llegaron a pedir incluso la Palma de Oro. Quizás no era para tanto, pero sí es cierto que Shrek era una buena película, más en su vertiente de cuento de hadas clásico perfectamente reinterpretado que en su lado comedia gástrica e irreverente sobre los tópicos del género.
Eso la primera parte, porque la segunda elimina todo lo bueno y se queda con el gag escatológico y la broma referencial. Así, toda la película es una sucesión de excusas dramáticas para explotar el carisma de los personajes o presentar a otros nuevos mucho menos afortunados como el gato con botas, con voz de Antonio Banderas. Todo es intrascendente y pasajero en esta película, lejos del espíritu antipedagógico de la primera. De todas formas, pese a que aquí se muestra la fórmula totalmente agotada, aún harían dos secuelas más.
A favor: Shrek y Asno siguen siendo Shrek y Asno.
En contra: Machaqueo constante de gags siempre bajo la misma fórmula.