Crítica de SensaCine.com para Premonición: Elemental, querido vidente

Pues vaya, dos películas que nos van a llegar en estas fechas, dos thrillers, que incorporan a su académica estructura genérica un elemento fantastique. Hablo de Criminal, buddy movie con un agente de la CIA muerto cuyo disco duro mental es descargado en un asesino en serie, y de esta Solace, donde una enrevesada trama de investigación policíaca convierte en extraños compañeros de cama a un detective incrédulo y a un personaje que afirma poseer cualidades de clarividencia…

Si Criminal entronca con la ciencia ficción, Solace se decanta (sin abandonar el tronco central noir) por lo sobrenatural. Y por plantear una curiosa, a ratos incluso algo malsana, relación no únicamente entre vidente y poli, sino entre ambos y ese escurridizo asesino en serie que les acecha y que se incorpora y se integra al juego del gato y el ratón. La presencia de Anthony Hopkins, que ya debe haberle tomado el punto a hacer chascarrillos sobre Hannibal Lecter en cualquier thriller oscuro en el que trabaja, podría hacer que habláramos del universo de los films basados en las novelas de Thomas Harris como un referente. A primera vista sí, seguramente porque Solace tiene como referente confeso el cine psicopático nacido bajo la larga e influyente sombre de Se7en y sus sucedáneos. Sin embargo, el Hopkins que vemos en el film estaría más próximo al atormentado ventrílocuo de Magic, sobrenatural drama criminal de Richard Attenborough (su obra maestra junto a Tierras de penumbra), y la atmósfera es bastante deudora de ella. Esta condición, asombrosamente anacrónica en nuestros días, de psychokiller con excusa mentalista y fantasmagórica podrá hacer arrugar la nariz a algún espectador. Es verdad que Solace no tiene un director más dotado y capaz para hacer más inquietante su argumento y sus giros de guión, y que su caligrafía es muy años 90 (¿es esto un pecado?), pero sí que tiene el suficiente interés (no solo en su apartado de interpretación, bien cubierto e incluso con nota) como una variación de cualquier aventura clásica de Sherlock Holmes (que tenían un componente misterioso que luego se racionalizaba). Creo que a Arthur Conan Doyle le habría hecho gracia poner junto a su detective o junto a Watson a un espiritista y médium con poderes.

A favor: su recuperación del psychokiller sobrenatural 90s.

En contra: el guión no acaba al final de estar a la altura de lo que apunta.