La saga tenía el personaje, Freddy Krueger, pero no sabía qué dirección tomar en las secuelas... El personaje parecía superior a los propios guiones. Pesadilla 3 vino a solucionar este problema (que explicaría por qué, pese a que las películas anteriores funcionaron aceptablemente en taquilla, no consiguieron el número 1). Se alzó con el número 1 en su estreno en Estados Unidos. Las claves del triunfo fueron varias. Por una parte, se abrió la vía de las pesadillas imaginativas y creativas, con un desempeño hábil de los efectos especiales. Además, a Freddy se le otorgó mayor protagonismo y un aire de humor negro más claro, combinado con cierta dosis de terror (menor, eso sí). Freddy ya parecía un auténtico ser poderoso, inteligente, complejo y retorcido. Por otra parte, el resto de personajes fueron bien elegidos e interpretados, con una valiosa alianza entre la vieja generación y la nueva generación que toma el relevo. Otro detalle interesante es que el film trató de evitar argumentalmente la superficialidad, con un aire de seriedad, que luego fue perdiéndose a medida que avanzaba la saga. No obstante, Pesadilla 3 no es perfecta. Dejando aparte los errores de doblaje, el film posee un dinamismo irregular (a veces lenta, a veces rápida) y una impresión general de película más antigua de lo que realmente es. En cualquier caso, un acierto que fortaleció la saga.