Bendita juventud corrompida
por Diana AlbizuEl cine de Ken Loach suele resultar más satisfactorio cuanto más se aleja de la declamación machacona de un discurso y se acerca a propuestas colindantes con el género thriller. Sirvan 'Agenda oculta' (1990) o la propia 'Sweet Sixteen' como ejemplo, dado que esta crónica desalentadora de la madurez a martillazos del adolescente escocés Liam puede ser uno de los mejores trabajos del cineasta británico. Estamos en el terreno habitual de Loach y su guionista Paul Laverty, el de la clase obrera anglosajona, esta vez ambientado en las deprimentes localidades de Greenock y Port Glasgow.
Allí vive Liam, un 'ned' o criminal juvenil que está a punto de cumplir 16 años coincidiendo con la salida de su madre de la cárcel. Ante esa oportunidad de empezar una nueva vida, el protagonista intenta conseguir dinero con el que comprar una caravana para vivir con su hermana y su madre lejos de la negativa influencia de su abuelo y Stan, un camello novio de la madre que fue el motivo por el que ésta acabó en prisión. Las actuaciones naturalistas y la cámara pegada a las acciones de los personajes son marcas del estilo Loach que contribuyen a acercar al espectador a la representación, mientras que los diálogos de Laverty también poseen más sensación de veracidad que en otras ocasiones. La sucesión de infortunios que afronta Liam mientras progresa en el mercado de la droga decantan la narración hacia el sensacionalismo emocional, pero también aportan destellos de buen cine criminal pegado a la realidad.
A favor: Algunas secuencias del tráfico de drogas son verdaderamente vibrantes y angustiosas.
En contra: La función de detergente para el lavado de la conciencia social burguesa internacional que ejerce el cine de Ken Loach.