Brotes de un género muerto
por Nestor HidalgoEl bache perpetuo en el que entró la carrera artística y comercial de Kevin Costner a partir de la segunda mitad de los 90 sólo tuvo un leve repunte gracias a la tercera incursión en la dirección del actor con 'Open Range'. Un regreso al western puro y medular que ya había demostrado saber manejar con soltura gracias a 'Bailando con lobos' (por la que ganó el Oscar de dirección). Aunque hay restos del lirismo de la historia del teniente Dunbar con los sioux, 'Open Range' es una apuesta más convencional dentro del género. Toma como base una novela del prolífico Lauran Paine y reincide en el uso de las señas de identidad estilísticas y argumentales básicas del western, con la ventaja de que su efectividad resulta más genuina en una época en la que las películas de vaqueros estaban más que desaparecidas de los intereses prioritarios de Hollywood.
Así que la actitud del Costner director parece más propia de un embalsamador que la de alguien dispuesto a darle nuevos bríos a un género que llegó a ser el predilecto del séptimo arte norteamericano. En vez de recurrir a la retórica crepuscular de Clint Eastwood o entregarse del todo a la diversión pulp con sabor a spaghetti, 'Open Range' parece una revisión transversal de 'Pasión de los fuertes' (John Ford, 1946) y su profundo humanismo que no teme pinceladas de modernidad en la forma (algunas composiciones y secuencias están resueltas de manera ciertamente admirable) pero está más interesada en reverenciar el pasado que en encontrarle acomodo en el presente. Como elección, podemos decir que, en este caso, Costner acierta.
A favor: No es descabellado colocar la actuación de Robert Duvall en el Top 5 de su carrera.
En contra: Aunque pretende dar una apariencia seria y adulta a la historia de amor entre Charley (Kevin Costner) y Sue (Annette Bening), algunos momentos resultan excesivamente ñoños.