Cuando el 'hackeo' era 'cyberpunk'
por Diana AlbizuEn el momento del estreno de 'Hackers', el crítico norteamericano Roger Ebert dijo que todo lo relacionado con la informática que sale en la película debería ser tomada tan en serio como la arqueología en la saga 'Indiana Jones'. No le faltaba razón. Se podría decir que el relato con aspiraciones cyberpunk y estética estridente del guionista Jonny Lee Miller dirigido por Iain Softley gana en interés cuanto más tiempo pasa desde su realización, siendo posible verlo como la reliquia de la idea que podía existir a mediados de los 90 sobre la cultura global hacker, la informática e internet.
Más allá del despropósito pulp bien entendido que plantea el argumento de la película, mezclando hacktivismo con romance juvenil y un cóctel poco medido de clichés contraculturales y juveniles de la época (lo que al menos dio pie a una banda sonora antológica en la que se encuentran Prodigy, Underworld, Orbital y más), es interesante cómo Softley solventa el desafío de mostrar las poco interesantes imágenes de pantallas de ordenador llenas de código con soluciones visuales heredadas de 'TRON' (1982), una película 13 años anterior que todavía hoy ha impregnado nuestra forma abstracta de imaginar las autopistas de la información.
A favor: Por mucha vanguardia de tecnología y pensamiento que profese, 'Hackers' sigue el esquema argumental de un blockbuster juvenil de los 80; paradójicamente, se agradece.
En contra: Una cosa es el horterismo estético y otra la desidia narrativa de recurrir en varias ocasiones a sueños de los personajes como secuencias impactantes.