Estafas paterno-filiales
por Nestor HidalgoPor desgracia, nunca sabremos cómo habría sido 'Los impostores' si hubiera sido Tony Scott en vez de su hermano Ridley el encargado de esta adaptación de una novela de Eric Garcia. El caso es que el director de 'Blade Runner' no parece la opción más adecuada para llevar a buen puerto la historia de un par de estafadores (Nicolas Cage y Sam Rockwell, dos actores que, cuando se les deja sueltos, pueden convertirse en armas de destrucción masiva de la sobreinterpretación) en la que uno de los cuales debe retomar la relación con una hija de 14 años (Alison Lohman) a la que nunca ha visto. La habitual fascinación visual de Scott se deja notar en un diseño de interiores minucioso y tomas grandilocuentes que no encajan demasiado con un argumento más decantado hacia el funambulismo entre el tono cómico-ligero del original literario y cierta gravedad en lo concerniente a la asunción de responsabilidades paternas para el personaje de Cage. En una palabra, la frivolidad que tenemos más asociada con Tony que con Ridley y que nos hace preferir las pirotecnias socarronas del primero a la hondura circense del segundo.
A favor: Como siempre, Nicolas Cage tiene una nada sutil colección de tics faciales con los que demostrarnos los problemas de su personaje; Sam Rockwell nunca se ha quedado atrás en el arte de sacar partido a una buena sobreinterpretación.
En contra: Ridley Scott es incapaz de coger el tono de dramedia apropiado.