Roland Suso Richter, tuvo problemas durante las escenas en las que debía conducir. La gran mayoría se rodaron en Gran Bretaña, donde es obligatorio conducir por la izquierda. Pero, al tratar de recrear la escena en Estados Unidos, debía de cambiar el sentido de la conducción y conducir por la derecha.
Para poder rodar la película, los productores necesitaban un espacio fijo, en el cual se desarrollara toda la trama y fuera de fácil acceso. Después de varias semanas buscando, encontraron un hospital psiquiátrico abandonado, situado en las profundidades de Gales.
Debido a las limitaciones en el presupuesto, no se pudieron utilizar los efectos digitales que se requerían al principio. Por ello, Roland Suso se basó en el trabajo del director artístico Allan Starski, para mejorar los efectos de la realización.
Basada en una novela de suspense escrita por Michael Cooney. Rudy Cohen, su productor, tuvo que realizar una serie de modificaciones en el guión, con el objetivo de no predecir el final.