Tras una primera película infantil y simplona, pero con buenos efectos especiales, esta segunda parte resulta algo más entretenida y menos infantil, pero sin dejar de ser para todos los públicos, por supuesto, lo cual no es nada malo tampoco.
En esta ocasión, el Spiderman de Tobey Maguire está algo más crecidito, aunque sigue resultando ese Spiderman soso, triste y sin gracia, que además sigue siendo de manera exagerada un pringado. Esta vez se embarca en el mundo laboral, a la vez que lleva a escondidas su otra vida de superheroe, e intenta seguir el camino romántico de la primera, de nuevo con una MJ muy floja, interpretada por Kirsten Dunst.
En esta ocasión el villano es el Doctor Otto Octabius (Doctor Octopus como nombre de supervillano), que está muy bien interpretado por el actor Alfred Molina, y consigue hacer una versión bastante buena de uno de los peores enemigos del trepamuros.
Las escenas de acción son entretenidas, sobre todo las peleas héroe contra villano, y los efectos especiales por lo general están bien logrados teniendo en cuenta la época en que se rodó, claro.
No es una de las mejores adaptaciones de un superheroe, porque tiene un montón de fallos, y de actores que ko logran hacer creíble su papel, pero desde luego consigue entretener, y es con diferencia la mejor de las tres películas de SpiderMan dirigidas por Sam Raimi (Pero ji de lejos la mejor).
Entretiene y salva lo que la anterior y la tercera destrozan sin piedad. Y resulta de una película algo menos infantil, pero sin llegar a asombrar demasiado.