"El cabo del miedo" es un magnífico remake del clásico “Cape Fear” (1962) de J. Lee Thompson, a cargo del gran Martin Scorsese, protagonizado por Nick Nolte, Robert De Niro, Jessica Lange y Juliette Lewis. Que para mí supera a la original. Scorsese consigue una versión muchísimo más interesante. Tiene ese aire a "Taxi Driver" aunque la trama no tenga nada que ver. Comparación casi inevitable teniendo en cuenta que ambas tienen un personaje con la misma obsesión enfermiza y que, además, ambas las protagoniza De Niro. Pero resulta una película brillante, donde queda muy clara, una vez más, la destreza de su director. Max Cady es un ex convicto condenado a 14 años de cárcel por agresión y violación sexual, que planea vengarse de su abogado, Sam Bowden, quien habría ocultado deliberadamente información a Cady para evitar que éste hubiese salido en libertad a los 4 años de iniciada su condena.
Esta versión es magistral, porque pone en tela de juicio muchos comportamientos, no solo el del vengador hacia víctimas desprotegidas y para contar esta historia demoledora Scorsese hace uso de sus mejores armas para el horror, el ritmo acelerado que también acelera el corazón del espectador, llegando a momentos por demás escalofriantes cuando la seducción de un tipo terrible hacia una niña deseosa de salir de las ataduras de la pubertad. Y además la visión de la familia económica y socialmente estable, que vive holgada, confortablemente pero en medio de una ansiedad tremenda, una tensión, una neurosis que sumará riesgos cada vez más peligrosos. Otro punto a destacar es la hiperbolizada sexualidad que depura el film, y que se palpará en la naturaleza de los hechos, en su narrativa, en el ritmo y en sus personajes. No escatimará en recrear y reconcebir la mayor cantidad de referencias sexuales que pueda, de tal forma de sobrecargar la trama y así darle un carácter mucho más amenazante y morboso a todo el entuerto. De esta forma, el guión no sólo mantiene el elemento narrativo de un Max Cady condenado por violencia sexual y violación y la reincidencia con parejas casuales que conoce en bares y clubes.
También propone un lujurioso y corrompido padre de familia, que vive una profunda crisis matrimonial, todo cuanto su esposa ha descubierto que mantenía desde hacia años una relación de pareja paralela. Y no sólo eso, en este evidente proceso de corrupción que el guión hace del personaje de Bowden, con su infidelidad e indiferencia respecto a su hija adolescente, el guión lo presentará como un sujeto que decide obrar por decisión propia respecto a los derechos de su defendido, situación que desde el punto de vista ético y profesional constituirá una falta ya que pondrá por delante sus propios valores y no los de la justicia, que se supone es el principio elemental de su profesión de abogado. Suena extraño pero ciertamente hasta un individuo tan miserable como Cady parece, con esta premisa por delante, tener más que una justificada razón para exigir justicia y cobrarle a Bowden su venganza. Así, con Bowden como un personaje éticamente cuestionable, en términos familiares y laborales, Scorsese refuerza decididamente la esencia de la venganza de Cady y pone al espectador en una incómoda situación, ya que bien podría llegar a sentir simpatía por Cady y su cruzada vengativa, y muy poca simpatía por el petulante y corrupto Bowden.
Las actuaciones son magníficas, Robert De Niro está enorme, soberbio, sobrenatural. Se preparó a conciencia para esta ocasión, consiguió bajar un 3% su porcentaje de grasa corporal para poder presentarse con ese físico tan espectacular. Era tan escrupuloso preparando este trabajo, que para lograr el acento sureño que muestra en el film, visitó ciudades sureñas, dejó leer varias frases del guion a los lugareños, mientras los grababa en una cinta, para poder practicar posteriormente el acento. Nick Nolte es el perfecto abogado con una fe extrema en el sistema, pero con una mente muy obtusa, llena de prejuicios y con un cinismo descomunal. Su interpretación es impecable. Los personajes femeninos resultan mucho más interesantes que en la versión de los 60s, comenzando con una competente Jessica Lange ganadora dos veces del Oscar, quién sabe impregnarle a su personaje elementos como la frustración, la decepción, la angustia y el sacrificio personal en pos del bienestar de su hija. Por su parte, Juliette Lewis de 18 años encarna a hija adolescente de los Bowden, en una performance bastante más explícita y sugerente a la vez, como la chica que poco a poco va cayendo ante la insistencia de Cady. Como guiño a la original, también aparecen en el reparto Robert Mitchum y Gregory Peck. Todo un detallazo por parte de Scorsese.
En definitiva, una sólida y contundente revisión del clásico de J. Lee Thompson, bastante más explícita y sexualizada, en donde destacan evidentemente elementos narrativos más osados y un reparto sobresaliente. Scorsese aporta a este film, lo que más le gusta hacer en sus películas, un trasfondo moral. Hace una crítica bastante dura al sistema judicial y al sueño americano. La considero una obra indeleble e insustituible. Implacable y turbadora para el espectador. Por ser perniciosa y provocadora desde que empieza hasta que acaba, absorbiendo poco a poco al público, hasta llegar a un final asfixiante y único, que quedará en la retina tanto del buen cinéfilo, como del buscador de cine más comercial y sustancioso. Donde podemos ver el buen oficio del director, creando una atmósfera angustiosa, y aún Robert de Niro en estado puro.