Crítica de SensaCine.com para Ahí va mi chica: Nostalgia "sixties"

Ahí va mi chica es la última película dirigida, hasta la fecha, por el realizador y guionista texano Floyd Mutrux, cuyo último trabajo en el cine data también de hace casi dos décadas -el guión de Mulholland falls (La brigada del sombrero)-. Mutrux retrata en Ahí va mi chica el año 1965, durante cuyo verano un grupo de jóvenes asisten a experiencias y decisiones cruciales en sus vidas mientras la agenda mediática del país arde en acontecimientos: disturbios raciales; Vietnam; la liberación sexual, las drogas y el rock'n'roll enarbolados por el movimiento hippie... y, por supuesto, un contexto frágil e incierto dos años después de la muerte de Kennedy.

La película presenta a un grupo de personajes cuyas relaciones de estrecha amistad no acabamos de sentir ni creer, dadas las carencias que sufre el filme en cuanto a su adecuada presentación, individual y colectiva. Las interpretaciones tampoco logran salvar el conjunto. Casi todo transcurre de modo bastante previsible y con muy poca alma. El filme quiere abarcar demasiados aspectos y acaba naufragando, pese a un par de secuencias más o menos eficaces que sí parecen contener el espíritu de la época.

A favor: Los segmentos donde la música, por sí misma, logra representar el espíritu del momento.

En contra: La pobre construcción de personajes y de las relaciones que entre estos se establecen. La elección de articular el relato a partir de una voz en off subrayadora.