Una mujer belga repasa su 1990, cuando era trabajadora de una corporación japonesa de Tokyo. Ella es Amélie, natural de la capital nipona y que vivió allí hasta los cinco años, cuando se mudó a Bélgica.
Tras su graduación, vuelve a su país de origen con un contrato de un año como intérprete. El vicepresidente y jefe de sección es muy grosero, pero su supervisora, la señorita Mori, es muy bella y digna de confianza.
Ella compensa los fallos en su escritura con su perfección a la hora de hablar, pero en una sociedad machista no está bien visto que una mujer ascienda, por lo que quien menos se lo espera la apuñalará por la espalda.
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