Senos y bíceps
por Covadonga G. LaheraA mediados de los noventa, el realizador peruano Luis Llosa, primo de Mario Vargas Llosa -de quien adaptó su novela La fiesta del chivo-, se sacó de la manga esta insustancial e inverosímil coproducción entre su país y Estados Unidos. Llosa parecía querer explotar el éxito cosechado por la Stone en el Instinto básico de Paul Verhoeven y regenerar de paso los célebres músculos del Stallone ochentero, algo de capa caída en la década de los noventa.
El especialista fracasa estrepitosamente en su intento por combinar thriller y drama erótico. Su planteamiento resulta de partida torpe, improbable y de desarrollo anodino: a Stallone nos lo pintan como un exagente de la CIA especializado en explosivos que vive retirado en Miami. Stone acudirá insistente a él, porque "es el mejor", para solicitar sus servicios y así por fin lograr acometer la venganza que tanto ha ansiado desde que era niña: eliminar a los responsables del asesinato de sus progenitores. Entre medias, irán cruzándose dos o tres malos que pese a sus esfuerzos no lograrán amenizar la velada ni levantar el conjunto. Compasión para quienes no puedan evitar la curiosidad de ver ligeritos de ropas a Sharon Stone y a Stallone. Habrán perdido 110 minutos de sus vidas.
A favor: Las interpretaciones de James Woods y Rod Steiger, los malos de la cinta.
En contra: Todo lo demás.