Este documental cuenta la historia de una película que nunca se llegó a realizar y muestra los entresijos, vicisitudes y retos que todo personal cinematográfico ha de vivir cuando se aventura en un proyecto.
La idea de 'The man who killed Don Quixote' tenía una muerte anunciada ya desde antes de comenzar su rodaje. El proyecto estaba planteado hacía ya más de diez años, varios productores habían pasado por su realización y cuando finalmente parecía factible llevarlo a cabo, ya que Gilliam, su director, recaudó la cantidad de dinero nada desdeñable que se necesitaba para producirlo (32 millones de dólares), cientos de problemas lo anegaron de nuevo. Algunas inclemencias meteorológicas acabaron con el decorado y el material de grabación, el actor principal se puso enfermo y el pesimismo se asentó en el ánimo de todos los que colaboraban en el film, hasta tal punto que, después de solo seis días de grabación, decidieron abortar la película.
Las cámaras dejaron entonces de grabar, pero Keith Fulton y Louis Pepe, directores de esta crónica visual, decieron inmortalizar las andaduras técnicas del guión en ciernes, así como los problemas anímicos del personal.