Cuando uno de los jefes de la Yakuza desaparece con un botín de cien millones de yenes, nadie de su clan piensa en una huída. Su mano derecha, el sanguinario asesino Kakihara, emprende una búsqueda a fondo para encontrarle, llegando a emplear los métodos que sean necesarios para conseguir información sobre su paradero.
Kakihara descubrirá que su jefe no desapareció, sino que fue asesinado por Ichi, un esquizofrénico demente que cuando pierde el control mata. Poco a poco, irá sabiendo más de aquel plan, y comprobará que Ichi no actuó en solitario, ya que en el plan de asesinato de su jefe participaron otros ex miembros de su clan yakuza.
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